viernes, 3 de diciembre de 2010

Entendiéndome

¿Quién soy? ¿Para qué estoy acá?

¿Cómo me entiendo a mi mismo? y ¿Cómo entiendo la realidad?

¿Cuántas veces me quejo de las situaciones en que me encuentro?, "no descanso como quisiera", una vez a la semana vuelve a ser lunes y eso parece nunca acabar, no tener tiempo para hacer lo que quisiera hacer: descansar, hacer deporte, ver películas, bailar, pintar, etc.

Y así parece que algunos pasamos la vida muchas veces sin hacer lo que realmente quisiéramos hacer.

Llega el fin de semana, y me digo, ¡qué bien! por fin descansaré, o podré hacer tal o cual cosa, suspiro y me alegro... sin embargo, no termino de encontrar satisfacción, vuelve a ser lunes, y parece ser una historia de resignación.

No termino de tener un pensamiento formado con respecto a lo que quiero decir. Pero creo que algunos caemos en tener una visión equivocada de nosotros mismos, y de la realidad.

Por ejemplo, cuando pienso que me merezco mi descanso, y pienso que este descanso es una especie de premio, y por tanto ese descanso (o ese hacer lo que me gusta, o lo que me da la gana de hacer) es aquello que me va a dar la felicidad que estoy buscando. Sin embargo, creo que eso no es del todo cierto.

¿Quién soy?

Creo que consiente o inconsientemente nos hacemos una idea de quiénes somos, y nuestros actos evidencian esa idea. Y no solo nuestros actos, creo que también nuestros deseos, espectativas, nuestras esperanzas, motivaciones y propósitos.

Si soy un ser hecho para el placer, entonces será ello lo que más debo buscar como descanso para mi alma, para ser feliz.

Si soy un ser hecho principalmente para consentirme a mi mismo y vivir centrado en mi mismo, en mis gustos, planes y deseos, pues entonces las necesidades de los demás no tendrán mucha relación con mi realización.

Pero, si entiendo que soy un ser hecho para el servicio, entonces sólo en el servicio mi alma encontrará un descanso.

¿quién soy? soy un servidor de los demás, en el servicio encuentro el espacio natural de mi despliegue, en el servicio saco lo mejor de mi mismo, mis dones.

Y dado que soy un servidor, ese será mi criterio para discernir qué hacer, qué priorizar, qué opciones tomar, qué buscar, qué motivaciones permitir.

De la misma manera, podemos hablar de ¿qué es la vida? ¿qué entiendo por la vida?

¿El sentido de la vida está en el placer?, o ¿está en sobrevivir?

Si eso es así, ¿cómo comprendo el sufrimiento? es incomprensible, es intolerable.

Pero ¿qué sucede si comprendo la vida y la realidad como un camino pedagógico, en donde el sufrimiento tiene su lugar, junto con la alegría que proviene de estar en sintonia con los niveles más altos que cualifican al ser humano?

¿Qué sudece si entiendo mi vida como una lucha, como un peregrinar, como un estar de paso en tierra extranjeras?

Y así, me digo a mi mismo, ¡basta ya de engreimientos!, de reclamos adolescentes, cuando se alzan tantas voces a mi alrededor, necesitadas de amor, de paz, de consuelo, hambrientas de pan, de alegría.

¡Basta de mentiras! yo soy un hombre hecho para servir, y sólo allí mi humanidad florece, y da fruto.

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