¿Por qué Señor, por qué abandonas a tu hijo?
Sabes que te busco, mi corazón no se cansa nunca.
Y caigo.
Sabes que me vuelvo dócil a Ti, a tu plan.
Y caigo.
Mi corazón intranquilo busca el bien, busca la verdad.
Y caigo.
Voy corriendo tras de ti.
Y caigo.
¿Por qué Señor, por qué abandonas a tu hijo?
¿Por qué me abandonas Señor, no corro tras de ti?
Corro y corro.
Caigo.
Troto, troto
Caigo.
Camino, camino.
Caigo
Me arrastro y arrastro.
Caigo.
Caigo y caigo.
Caigo.
¿Por qué, por qué, por qué me abandonas Señor?
¿Acaso no estoy caído hacia Ti?
Dolor es el que siento en mi corazón, Señor…
El sabor amargo brota como el agua cuando un vaso se quiebra al caer.
Y acá, sólo, triste repito
¿por qué Señor, por qué abandonas a tu Hijo?
Y viene alguien y me detiene
¿qué haces ahí?
¿Por qué te burlas? ¿Por qué me detienes?
¿No ves que voy?... pero voy.
¿Pero estas en el suelo?
¿Yo? Pobre hombre alejado de Dios, no entiende nada de la vida,
no entiende de Dios.
Y su voz va desapareciendo.
Y ahí… alejándose se va el hombre,
Escucho sus pasos, serenos, tranquilos…
No quiero ver su camino, se va en otra dirección. No quiero voltear
pero el dolor es más fuerte…
Y volteo, y volteo, y volteo…
Y como un destello fulminante apareces
¿Por qué Señor me tenías abandonado tanto tiempo?
¿Acaso no sabes cuánto me duele?
Y en silencio señalas el camino.
Veo las huellas y no son las mías.
¿Qué tengo yo entonces para que me busques?
Nada, sólo tú… ánimo camina… arriba, arriba.
Y ahí, pobre, tan pobre, lleno de lágrimas en la mejilla me levanto
Con la esperanza de no olvidar mis pasos invisibles.
Con la esperanza de no olvidarme nunca de Ti Señor.
De pronto me doy cuenta que puedo volar.
Y resplandece mi rostro, estoy más cerca del Cielo.
Jose Luis C.