viernes, 23 de octubre de 2009

Dios me escucho y por eso canta mi corazón

Me da mucha alegría tener este espacio para compartir con mis amigos, y con quienes quieran acercarse al mismo. ¡Hay tantas cosas que quisiera compartir, contar, describir: tantas cosas que me sorprenden, que me alegran o me entristecen, que encienden de estusiasmo de mi corazón, que me dan miedo, que me cuestan, tanto, tantas cosas que contar.
Y me pregunto, ¿Tendré tiempo para escribir todo eso? ¿Alguien leerá lo que escribo?
Aunque parezca gracioso, ello me lleva a pensar que este espacio tiene que ser fundamentalmente un espacio para "escuchar y mirar" al otro, y asi conocer los tesoros de cada uno. Más que un espacio para comunicar, en mi caso, quisiera que sea un espacio en que pueda conocer más a mis amigos: sus sueños, sus anhelos, las cosas que dia a día les molestan, los cansan, los entristecen, saber qué los hace sonreir.

Luego de este intento de introducir mi primer texto, les quiero compartir algo. Trataré de no ser tan amplio, para que se me entienda mejor.

Creo que Dios ha escuchado mis suplicas, por un tema en concreto, y me ha contestado. Algunos quizas dirán o pensarán "Ah, por supuesto, Dios claro que escucha, ¿creías lo contrario? ¿Qué tiene de especial?"

Sin embargo, cuando me puse a pensar en la posibilidad de que de verdad Dios me habia escuchado y me había respondido, ... no se como expresarlo, es una realidad que me sobrepasa, es una invitación a una relación que despierta y lleva al máximo mi capacidad de asombro.

Hace unos meses yo le pedía a Dios que me permita ver su presencia en mi vida cotidiana. Pues lo necesitaba. Yo rezaba, participaba de los sacramentos, hablaba de él; sin embargo no estaba satisfecho, necesitaba más de él, y necesitaba ver su acción en mi vida contingente y cotidiana; necesitaba ver que él estaba cerca, amandome. No necesitaba "saberlo", necesitaba "descubrirlo", incluso existencialmente.

Pedi de verdad. Mi suplica fue sincera, y con el corazón abierto. Él me conoce.

Despues de unos meses, conversando con Mike, iba haciendo un recuento de las experiencias tan intensas que había vivido en los últimos meses y/o semanas, experiencias hermosas, que me hablaban de quién era yo, mi vocación, mi misión, y de cómo Cristo era la respuesta absoluta y total para mi vida, nada más: las misiones, el teatro de convivio, la experiencia de acompañar a otros, predicando el evangelio, esforzándome por vivir una auténtica amistad en Cristo, la bendición de ser invitado a la Asamblea Plenaria, la bendición de mi trabajo.

Me di cuenta que mediante el apostolado que hacía, y sus frutos, podía ver la presencia de Dios, en el mundo, en mi vida, en la vida de los demás.

Esta persona con la cual converso, ¡es maravilloso ser testigo de cómo va descubriendo que Cristo es el camino, la verdad y la vida!, definitivamente no soy yo, con la mano al pecho, yo doy un paso al costado y veo que es la fuerza atractiva de Cristo, su gracia, ese torrente poderoso con el que llama a todos, y con el que muestra su amor delicioso, su misericordia, su consuelo, la paz y la reconciliación.

Y yo, ¿qué hice?: colaboré con mi grano de arena, que bien pudo hacer la diferencia. Sin embargo, Dios quizo tomar mis manos heridas para su trabajo, y mi rasgado corazón para amar a los que él ama tanto.

Al ser testigo de la acción de Dios, junto a mi humilde participación, me doy cuenta de la presencia de Dios en mi vida, que él está cerca, se vale de mi muchas veces.

Es decir, Dios me ha permitido desplegarme haciendo apostolado de diversas maneras, dispuso en su providencia de las ocasiones que él quizo, y mediante ellas me mostro lo más valioso de mi, mi ideantidad y misión.

Y es tan fuerte su presencia en mi apostolado, que no me queda más que reaccionar y descubrir lo bueno que es Dios, sus delicadezas; pues me ha querido responder señalandome quien soy, y qué debo hacer.

"Señor te necesito ver, te necesito tocar, te necesito oir; yo se que no lo puedo, pero lo necesito de verdad; tú estas junto a mi, ayúdame a descubrir tu presencia con los ojos de la fe, con los oídos del discípulo, con las manos del servidor".

"Mi buen hijo, claro que estoy a tu lado, no vez como multiplico las buenas obras que realizas, no vez como me valgo de tu torpeza y sencillez para dejar correr el torrente de mi divinidad hacia los demás; no vez como te he escogido desde toda la eternidad para que seas un apostol, no vez que estás allí porque yo lo he dispuesto; no vez que soy Yo el que toca los corazones cuando tu hablas; no vez que son tus manos, pero no lo son; no vez que son tus palabras pero son las mías, no vez que es tu ardor, pero es el fuego de mi amor."

"Te necesito Señor, cada día, en cada momento y circunstancia, necesito que mi encuentro contigo en la eternidad se vuelque en un impulso por una vida santa, en un gesto de amor a tí, Señor. Necesito que la eternidad empape mi vida contingente, y que pueda hacer de mi vida fragil una sobrenatural, y que pueda comunicar esa Vida, esa Esperanza, esa eternidad a cuantos caminan sedientos, como esponjas buscando de donde beber".

3 comentarios:

  1. Me conmueve mucho leer tu reflexion, Jóse. Y es, sin lugar a dudas, por que se trata de una experiencia que yo tambien he tenido; una necesidad, como bien dices más arriba.
    Al mismo tiempo no pude evitar sonreirme al leer "Teatro Convivio" entre tantas palabras.

    Es increible lo mucho que podemos maravillarnos nosotros, siendo tan pequeños, ante la inmensidad de un Señor que se presenta frotalmente como un Amigo, y uno de Verdad. Uno presto a acompañarnos toda la vida, aunque olvidemos mirar a nuestro costado para notar su presencia.

    Sinceramente, tu testimonio significa una esperanza más. Muchas gracias!
    Y para adelante con el blog! A ver si se mandan unos posts más seguido... jeje.

    Con mis Oraciones,
    María Fe

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  2. Maria Fe! que grata sorpresa. Me alegra mucho leer tu comentario. Asi es. Es grato edificarnos mutuamente. A seguir avanzando! un fuerte abrazo!

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  3. recién descubro tu blog.
    Me gustó mucho esta entrada y obviamente leer TC, porque sentí que algo que yo había hecho impactó a alguien, aunque sea un poco.
    sigue escribiendo :)

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